8.7.02

Ayer fue la primera noche sin lloros desde que empezó este primer campamento. Parece que los más llorones se han dado cuenta de que no les vale de nada. Los padres de estos niños, al contrario que los de los que se han ido, lo están haciendo muy bien. Los niños tienen que aprender también a estar sin sus padres.

Después de una semana, ya me sé el nombre de casi todos los niños (y son 50!), y también puedo adivinar cómo son sus padres o cómo los tratan. Es muy interesante observar a los chavales de esta edad. Casi podrías adivinar cual va a ser su futuro... Lo cierto es que estoy aprendiendo un montón de los niños y creo que ellos también están aprendiendo de lo que intentamos enseñarles.

Ayer estuvimos de excursión y a la vuelta, no sé por qué, estaban muy excitados, nerviosos. Como vimos que no podríamos meterlos a la cama los tuvimos un rato corriendo en el patio. Hicimos un pequeño juego en inglés, el "Simon says". Con una regla adicional: el que hablara daba dos vueltas al campo de futbito. Logramos cansarlos, un poco, y además se lo pasaron en grande... Nunca sé cómo van a reaccionar.