25.3.04

Marrakech


No sé si es la vista del Atlas nevado al fondo. Puede que sea el tono de la luz que acaricia las paredes rojizas. Quizá es ambiente que se respira en sus calles. Puede que sea el bullicio de sus restaurantes. O, también, la vida de su famosa plaza con sus encantadores de serpientes, sus cuentacuentos y sus puestos de comida. El hecho es que Marrakech tiene algo especial que me ha cautivado en mis dos visitas. Os invito a que vayáis para juzgar mis sensaciones y traeros vuestras vivencias. Luego las compartiremos y disfrutaremos en compañía de la magia de los lugares que unos sueñan y otros saben describir con más atino que este humilde aprendiz de explorador.